Hace años alguien me envió desde París una postal con este motivo:
Nu à la toile de Jouy, 1922
Me gustó la imagen, el blanco y negro, la toile de Jouy, que la modelo hubiera sido Kiki de Montparnasse, pero sobre todo me gustó el conocer la existencia de
Tsuguharu Fujita
(Tokio, 1886-Zurich, 1968)
esa sensación me encanta, la de seguir descubriendo cosas nuevas sobre una época fascinante sobre la crees saberlo todo.
Este cuadro pertenece a uno de sus trabajos más destacados, conocidos por su base negra difuminada y un segundo plano suave y blanco que recuerda a la porcelana, fue la sensación del Salón de Otoño de París de 1922.
Tras graduarse en Japón viaja a París donde, salvo algunos intervalos, vivirá el resto de su vida. Pronto se hace amigo de Modigliani, Léger, Juan Gris, Chagall, Picasso o Matisse.
Su obra oscila entre la figuración impregnada de depuración asiática y la modernidad europea, su trabajo incorpora técnicas japonesas, dando más valor a la línea que al volumen y utilizando una paleta de color suave y tranquilo que se ciñe a tonos grises, malvas, ocres, blancos y negros, definiendo un estilo personal de expresionismo delicadamente manierista.
Autorretratos
Fue un artista de refinada educación y cortesía exquisita. Mundano y de intensa vida social, con una atractiva y extravagante apariencia, largo flequillo pegado a la frente, sus pequeñas gafas redondas, llevaba pendientes y a menudo se confeccionaba su propia ropa, incluso llegó a diseñar alguna línea de ropa.
En 1959 se hizo católico, bautizándose con el nombre de Léonard en honor a Da Vinci, por lo que también se le conoce por este nombre.
No sé por qué caprichosos vericuetos de mi mente el otro día pensé insistentemente en él, así que decidí dedicarle esta entrada, por su estilo merece un lugar destacado.
Autorretratos
En el verano del 2010 su figura inspiró la colección de Raf Simons para Jil Sander Man:
Editorial de Sotokoto Magazine