martes, 22 de noviembre de 2011

Robert

Conde Robert de Montesquiou-Fézensac
(París 1855-Menton 1921)

El mejor ejemplo del dandy francés fin-de-siècle. Poeta del simbolismo, ya era famoso antes de publicar ningún libro. Aristócrata rico y extravagante, absolutamente enamorado de la Belleza, con mayúsculas. Vivía el arte y se comportaba como un genuino esteta.
Alto, delgado, de estilizado perfil, homosexual y fumador de opio.
Se vestía de japonés, tenía distintas habitaciones para distintos estados de ánimo (incluida una que era un trineo en la estepa rusa) hizo poner un caparazón de piedras preciosas sobre una tortuga como objeto estético móvil.
Se consideraba a sí mismo "el soberano de lo transitorio" e inspiró al universal barón de Charlus de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust.

"Soy adicto al aristocrático placer de ofender"
R. de Montesquiou

Para él estos elegantes levita y chaleco asimétricos en tweed de lana.

Dibujo (a la manera de Boldini) © Nan de Bil

Fuentes:
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/15059/El_arte_de_aparentar
http://eldandy.bitacoras.com/

jueves, 3 de noviembre de 2011

Jules


“Las personas que sólo ven las cosas por su lado más pequeño, imaginaron que el dandismo era, por sobre todo, el arte del vestir, una dictadura feliz y audaz en cuestiones de acicalamiento y elegancia exterior. Sin lugar a dudas, también es eso; pero es mucho más”.

Barbey d’Aurevilly

Jules Barbey d'Aurevilly (Saint-Sauveur-le-Vicomte 1808-París 1889), uno de los herederos de Beau Brummell. Estimable novelista, creador de "Las diabólicas" (según él lo demoniaco era el mejor camino para el conocimiento de Dios), gran tratadista del dandismo y un excéntrico impenitente.
Recibía a sus amigos vestido de púrpura y salía a la calle acompañado de su mascota: una langosta atada a una correa.
Si por fortuna aún viviese o viviera y yo fuese o fuera su personal shopper
no dudaría en comprarle este envolvente y fastuoso abrigo rojo de fieltro militar con cuello desmontable de cordero de Mongolia y cinturón a la espalda.


Dibujo © Nan de Bil