María Sofía Olga Zenaïda Godebska (1872-1950) Hay personas que son importantes no por lo que hicieron sino por con quién se relacionaron, de quién fueron amigas, por quién fueron admiradas y esos vínculos también hablan de ellas.
Siempre me ha causado admiración esta mujer por ésto mismo y porque es fundamental en la vida de Coco Chanel: es la única amiga que he tenido, decía de ella.
Sólo queremos a las personas por sus defectos: Misia me dio múltiples y variadas razones para quererla. Misia sólo presta atención a lo que no entiende; ahora bien, entiende casi todo. Para ella yo siempre he sido un misterio; de ahí una fidelidad continuamente desmentida, pero que, tras épocas de distanciamiento vuelve siempre a su cauce. Es un ser extraño que sólo podría gustar a las mujeres y a algunos artistas. Ella es a París lo que la diosa Kâli al panteón hindú. Es a la vez la diosa de la destrucción y de la creación.
Chanel citada por Paul Morand en L'allure de Chanel
Renoir, 1903Misia Godebska de nacimiento, Misia Thadée Natanson Sert por sus matrimonios, pianista de talento llegó a interpretar delante de Liszt, Fauré, Grieg, Debussy y Ravel, inspiró a Proust, recibió el homenaje de poetas como Mallarmé o Reverdy y fue musa de pintores como Toulouse-Lautrec, Bonnard, Vuillard, Valloton o Renoir.
Cuando conoce a Coco está casada con Jose Mª Sert, pintor y decorador catalán, y dedicada a Serge Diaghilev y sus Ballets Rusos, decide introducir a la aún inexperta y silenciosa Gabrielle en la alta sociedad, reservada a los elegidos, y en su círculo de artistas sobre los que reina por su encanto y generosidad, abriéndole a la joven Chanel las puertas de un mundo fascinante que ejercería sobre ella una gran influencia.
Pierre Bonnard, 1908
El diario de Paul Morand indica la fecha exacta del encuentro entre Misia y Coco, en una cena en casa de Cécile Sorel. "Ella me pareció, cuenta Misia, dotada de una gracia infinita y, como en el momento de partir, la felicité por su hermoso abrigo de terciopelo rojo con borde de piel, ella se lo quitó enseguida para ponérmelo sobre los hombros, diciendo con una encantadora sonrisa que se sentía muy feliz por ofrecérmelo como regalo. No lo acepté, evidentemente, pero el gesto había sido tan bonito que la encontré definitivamente cautivadora y ya no pensé más que en ella. Al día siguiente fui a verla a la rue Cambon."
Misia por Toulouse-Lautrec
"Esa Misia, fuerte como la vida misma, avara, generosa, devoradora del oro, zalamera, intrigante, sutil y comerciante, apreciando y despreciando a hombres y mujeres con sólo una ojeada. Misia del París simbolista, del París fauve, del París de la Gran Guerra, del París de la Paz de Versalles, del París de Venecia. Esa Misia insatisfecha, de mirada penetrante, cuyos ojos permanecían risueños mientras su boca iniciaba la mueca...Para esta golosa insaciable, el hastío seguía al alborozo y el no al sí, como el trueno al rayo..."
Paul Morand, Venises
Misia
Vuillard Ella era en sí misma un monumento
Marcel Proust
Misia a sa coiffeuse
Vallotton, 1898