Un canto a la guata

Rey Kawakubo nos regala de nuevo uno de sus maravillosos poemas visuales, donde cada salida es un verso monocromo.



Cada prenda se convierte en un laboratorio donde científicos sartoriales investigan con el corte, el tejido y el volumen hasta alcanzar el equilibrio de los funambulistas.



La paleta cromática es bien precisa, nítida y me sorprende con blanco inmaculado que no es muy frecuente en sus colecciones y que deslumbra.



Vuelve al tartán, con el que juega como nadie y nos lleva de viaje a la corte española de los austrias, que para algo fueron los que impusieron al resto de cortes el guardainfantes y la sobriedad del negro.












Comme des reignes